Desde 1996, la familia Mora consolidó la receta tradicional “RicaPasta”, una masa lista para la preparación de empanadas, pasabocas y pastelitos de forma fácil, garantizando la crocancia y el sabor, dando paso a Industrial Calmor.
Carlos Mora, representante legal de RicaPasta, apoyó el negocio familiar desde sus 13 años, pues en sus manos estuvieron a cargo las ventas del producto. “Me fui para los negocios que vendían pastelitos, a la universidad Esap y así nos empezaron a pedir. Así fue hasta el 2010, produciendo casi de manera artesanal, con rodillo y máquinas pequeñas para poder maniobrar la masa”, agregó Mora.
El incremento en las ventas, el surgimiento de nuevas empresas del mismo sector y los avances en materia de tecnología para la preparación de este tipo de masas incentivó a Carlos a darle un cambio sustancial a su empresa y lo hizo con la Fundación El Alcaraván, mediante la Unidad de Inclusión Financiera. Con su primer crédito logró adquirir nuevas y modernas máquinas, como laminadora, amasadora, mesas, moldes, separadores y demás insumos que lo llevaron a comercializar su marca en todos los supermercados de Arauca.
“Con Microfinanzas El Alcaraván logramos tecnificarnos. Desde que iniciamos hemos tenido asistencia gratuita en materia contable, aportándonos ese conocimiento. Además de eso, los intereses han sido bajos. El trato es muy humano, especialmente en pandemia donde nos dieron prórrogas, con ellos pude tener ese alivio”, comentó Carlos Mora.
El secreto de esta empresa ha sido el amor y la constancia. Como Carlos Mora lo menciona, Industrias Calmor es felicidad y espera que ese camino que recorren a diario sea la herencia para las futuras generaciones de la familia Mora.
Durante 10 años, la Unidad de Inclusión Financiera ha acompañado el proceso de fortalecimiento empresarial de Industrias Calmor, en equipos de producción, imagen corporativa, talento humano, formación y demás esfuerzos que esta empresa araucana ha realizado para mantenerse a lo largo de 25 años con presencia en el mercado local.
